Esta disciplina de entre todas las que conforman ese arte que es la fotografía no la tengo por la mano: el maestro se hace con la práctica (bueno, y estudiando el material que ha salido, viendo los pros y contras…). Y sinceramente nunca me he sentido cómodo ni la he practicado mucho. Pero… si que he tenido la oportunidad de hacer mis pinitos últimamente. La foto directa, la fotografía de viajes -incluso en tu entorno- es muy gratificante. E incluso la puedes repetir otro día!, lo que es un punto muy positivo para mejorar el resultado. No hace falta irse a la otra punta del mundo para practicar.
De inicio, a lo difícil. Nocturnas. Probando los límites tanto técnicos como propios. Desde ya te digo que los límites de la cámara no están en estas fotografías, posiblemente porque soy muy novel. Y con esto ya hablo del segundo límite: llego a donde llego y logro los resultados que acompañan a mi experiencia.
Los resultados:
Posteriormente otro día y ya de día me di un paseíto por el Barri Gótic de la City, tocando más registros, no sólo arquitectura, aunque aquí tuve ayuda de mi compinche Pere.
También, el producto final: